lunes, 16 de septiembre de 2013

intro





Desde pequeño dibujo, lo hacia como un juego, y fue el dibujo lo que me llevo al arte. Comencé en la patineta utilizando la de mi prima Johana, años después me la regalo, pasando a ser mi primera skate, esto debió ser para 1988; desde ese entonces no recuerdo las veces que la lije y la pinte. Esta skate, a parte de ser mi primer patineta, tuvo muchas transformaciones – Así fue como comencé a mezclar el arte con la patineta (ready made). El arte siempre ha estado vinculado con la skate desde sus comienzos. Las graficas de la skate son diseñadas por artistas, eso todos lo saben. No es hasta el comienzo del año 2000, mientras curso mi bachillerato en la escuela de artes plásticas, que me doy cuenta que patinar, a parte de ser un estilo de vida, podríamos considerarlo una especie de performance o ritual. Los patineteros existen en casi todas las ciudades y como costumbre mantienen dinámicas vivas de retomar los espacios púbicos, ya sean plazas, estacionamientos, canchas, calles, aceras, etc. Es decir, que como parte de la subcultura de lo que es el skateboarding, la acción de reclamar los espacios públicos podría ser un denominador común. Desde mi perspectiva en el arte, la idea de utilizar las patinetas para crear obras esta directamente vinculada a esta acción de reclamo de espacio publico que ejercen los patineteros cuando habitan las plazas, aquí mi vinculo con lo social. En el caso nuestro, el del arte, para transformar un objeto que llega a nosotros por medio de la industria de marcas, mayormente norteamericanas, es regresarlas en objetos iconos de una cultura propia y originaria, es por ello que las llamo “mascaras neotainas”, haciendo alusión a nuestros últimos nativos libres y relacionándolo con nuestro entorno social actual, en este caso, Puerto Rico (Boriquen). Como toda civilización nativa que construye su patrimonio y su cultura, entre ellos sus objetos-iconos, uno de ellos podrían ser sus marcaras (para llevar a cabo sus rituales u otras danzas ceremoniales), una patineta que tuvo como objeto contenedor de energía da una lectura rastrera de la ciudad al momento de romperse y quedar en desuso, esta será reciclada y transformada en una mascara que cuenta por medio de sus huellas la memoria, los trucos y dinámicas que realizó el patinetero que la utilizo; aquí el ritual. Al igual que las mascaras ancestrales de diferentes civilizaciones (como las africanas, japonesas, y otras mas) estas también han recibido sudor y sangre.

A parte de las mascaras, he realizado una serie de personajes, donde ya hay una construcción mas compleja en la que aprovecho las mismas formas de las tablas para recrear cuerpos y extremidades, una vez terminado, me propician la posibilidad de ser animadas. Un ejemplo de estas personificaciones se encuentra en el proyecto “salsaneteros” para el festival “Santurce es ley-2013”, el cual consistio en la suma de un sinnúmero de fotografías de estos personajes en movimiento, siguiendo la técnica “stop motion” , logrando realizar una animación digital que le permite expandirse a un medio audiovisual dándole la capacidad de tener “vida”. A su vez con la acumulación de 15 tablas o mas he realizado otras mascaras de mayor escala que representan personajes vinculados a la escena skate relacionándolas con la estética de la mascara ritual. La escultura a su vez me ha permitido trasladar el trabajo en dispositivos que pueden o no ser autónomos o funcionales. En un primer indicio las esculturas mecanicas “el escultor 110 (autoretrato)” , donde sobre una patineta se ensambla un mecanismo de tallado en piedra que permite darle vida y funcionalidad a un objeto que depende del factor humano. En un segundo proyecto “pietinetero, homenaje a Jon Comer” la escultura se transforma en una extensión hibrida mecánica que le da una relación mas directa con el factor humano, pormedio de una protesis mecanizada que sugiere un pie. Ambos proyectos retoman preguntas sobre la funcionalidad de la patineta y su posibilidad de generar reflexiones sobre la relación arte-vida, en torno a las problematicas de los sistemas de producción moderno. En mi caso particular aparte de arte estudio de forma autodidacta y desarrollo propuestas donde la arquitectura y el arte van de la mano sin olvidar la posibilidad de recrear espacios cuya finalidad es que sean transitables, es decir, para que “las ruedas rueden”, considerando aquí tanto a los transeúntes discapacitados como aquellos que utilizan la patineta y/o la bicicleta como medios de transporte. En rio piedras , donde vivo desde hace 13 años, varios compañeros artistas, entre ellos Bik Ismo, comenzaron recientemente una iniciativa de rescatar un edificio histórico en plena avenida universidad. Luego de observar las dinámicas de este rescate, donde se habían pintado murales, note varias cosas: El lugar estaba lleno de escombros, y la superficie del suelo, en algunas partes estaba lisa, por lo tanto podía transformarle y darle un sentido “patinable”, es decir utilizando los mismos residuos del mismo edificio y otros escombros del entorno. Así es como nace lo que hoy se llama “Prótesis urbana I”, homenaje a “Boligoma”, que cuenta con un speedbump y un quarter adherido a el poste de luz , mas otras curvas adicionales. Aquí la idea es darle al lugar la posibilidad de que se lleven dinámicas que reactiven y mantengan vivo este espacio publico-privado. Actualmente trabajo un nuevo proyecto denominado “prótesis urbana II Homenaje a Chemy”, que se trata de la construcción de un parque de skate con las dimensiones de 40 pies x 27 pies, donde los escombros serán la zapata donde se integran la urbe y la vegetación para el diseño de la circulación del peatón y el patinetero.






Jorge Rito Cordero, Puerto Rico 2013


































































































































































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